Tiene una corona cenicienta, antifaz negro y el párpado claro. Comparte con los otros cuclillos un elegante pico curvo y una larga cola, escalonada y negra, con ápice blanco en cada timonera.
Migrador de sigiloso andar, le gusta mantenerse entre el follaje desde donde emite un extraño canto semejante a un cloqueo.
Esa vez se me escapó entre las ramas sin que pudiera fotografiarlo, pero me dejó su extraño y característico cloqueo.
Fue en las mañanas siguientes y en otro lugar donde pude atraparlo.
Luego volví a encontrar a otro ejemplar empollando y en este caso pude conocer uno de sus huevos celestes asomando por entre las ramas de su nido.