Aunque no son grandes músicos ni afinados cantores, tienen una variada y efectiva variedad de llamadas para comunicarse en el grupo. Con repiques roncos y fuertes indican alarma, que pueden cambiar a una llamada de peligro si anda cerca un halcón o un graznido para ahuyentar intrusos.
Usan una llamada social que consiste en una serie de cuatro o cinco silbidos ásperos que van disminuyendo en intensidad con el que logran ubicar a los miembros que se hubieran alejado. Tienen una especie de quejido para el cortejo, un canto de apareamiento y hasta un sonido especial para cuando la bandada se ha terminado de reunir en su dormidero.
Son voraces carnívoros y tienen en su menú principal a diversos insectos y sus larvas. Les encantan los escarabajos, cochinillas, grillos, langostas y chinches. Además, no desprecian a pequeños anfibios, lagartijas, culebras como a huevos y pichones de otras aves.
Si el nido es colectivo puede llegar a tener hasta veinticinco huevos sino puede ser cinco o siete. Los huevos son ovalados, de cáscara dura, de color azul verdoso o turquesa y están cubiertos por una sustancia calcárea como una malla blanca y que, al parecer, se deposita después de formado el huevo.
A los Pirinchos les gusta andar por el suelo y se mueven con bastante agilidad en busca de sus presas.
Entre los Pirinchos no hay rituales de cortejo demasiado elaborados. Las parejas simplemente se unen y luego del apareamiento buscan un lugar donde construir el nido. El nido de los Pirinchos, hecho por parejas o colectivo, consiste en una estructura circular en forma de plato construido con ramas y hojas o gramíneas en la parte interna.
Pueden cazar volando a ras del suelo, pero no son muy buenos. Tienen un vuelo lento y trabajoso que alterna cortos batidos de alas con elegantes y suaves planeos.